MEDITANDO 014: VEAMOS A DIOS EN LA OSCURIDAD
“DURANTE LA NOCHE, DANIEL RECIBIÓ EN UNA VISIÓN LA RESPUESTA AL MISTERIO. ENTONCES, ALABÓ AL DIOS DEL CIELO Y DIJO: <¡ALABADO SEA POR SIEMPRE EL NOMBRE DE DIOS! SUYOS SON LA SABIDURÍA Y EL PODER> (DANIEL 2:19-20)
¿Por qué será que nuestros problemas no parecen ser tan serios durante las horas del día cuando estamos activos y ocupados? Pero, cuando cae la oscuridad y se apagan las luces nuestros temores y preocupaciones parecen agrandarse. Quizás sea porque nos olvidamos que servimos a un Dios que nunca duerme y que es soberano sobre nuestros asuntos tanto de día como de noche. La soberanía de Dios es un tema muy importante en el libro de Daniel. A través de este libro podemos ver varias razones que Daniel y sus amigos tenían para alabar a Dios por Su poder y autoridad suprema sobre las situaciones que literalmente les mantenían despiertos en la noche.
¿Estás confrontando situaciones que te producen pérdida de sueño en la noche? Si es así, créeme que no eres el único. Durante siglos la gente de Dios ha sufrido lo que con frecuencia llamamos <las noches oscuras del alma>. Hoy te digo: “Cobra ánimo”, pues Dios usa ese tiempo de oscuridad para enseñarnos lecciones valiosas que nunca aprenderíamos en la claridad.
SEGUNDO LECCIÓN : Dios nos enseña y comparte sus secretos con nosotros. “El revela lo profundo y lo escondido y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En Él habita la luz! (Daniel 2:22).
TERCERA LECCIÓN: Dios te entrega “los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre” (Isaías 45:3).
Uno de los grandes errores que podemos cometer es enojarnos con Dios por las cosas que nos suceden o no suceden. “¡Ay de que contiende con su Hacedor!” (Isaías 45:9).
Bueno, solo me queda decirte que mientras dure la noche y el quebranto, refúgiate en el Señor más que nunca, yo lo hago a diario, para que, al amanecer, puedas recibir nuevas fuerzas, fe y confianza, como hizo David al decir:
57 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos. (Salmos 57:1)
Te bendigo.
Publicado por:
Pastora Olinka Córdoba
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